Resumo lo que ha ocurrido en capítulos anteriores: he decidido coserme unos vestidos de invierno, los patrones ya los tengo, las telas también.
El primero en la línea de fuego es el Vogue 2401, un modelo original de 1952, reeditado por Vogue hace unos años. La tela es una lana, ya pre-tratada y lista para cortar. Este vestido, por su aire festivo, debería haberse convertido en el vestido de Nochebuena. No, no lo va a ser. O quizás sí, pero no contaría con ello.
Primero fue la idea de forrarlo por dentro. El patrón no incluye instrucciones para forro, pero no puede ser tan difícil, ¿no? Y aquí es donde empiezan los errores de juicio. Sí es difícil. No en un vestido normal, pero sí en uno que está abierto en los costados y que se cierra con un nudo en el central delantero. No es imposible, claro, el forro está cortado y medio cosido y eventualmente lo añadiré al vestido al final del proceso (con mucha puntada a mano, a eso ya estoy resignada). ¿Por qué he cortado y cosido el forro en primer lugar? Porque creía que podría servirme como prueba antes de cortar la tela. Hablando de errores de juicio.
Las instrucciones están claras, pero es un vestido de construcción enreversada y con muchos detalles, no uno que puedes terminar en una semana. Necesito comprender mejor algunos de los pasos, no consigo visualizar el costado interior y la lazada (¿Qué?). Leo las reseñas en Pattern Review y sí, es fundamental hacer una prueba en lienzo antes de cortarlo en la tela definitiva. ¡Y seguir las instrucciones al pie de la letra! Vuelvo a la casilla de salida: a hacer una prueba en lienzo (un muslin), de la parte del corpiño. La falda *asumo* que seré capaz de hacerla sin problemas, son cuatro pinzas.
Y en eso estoy ahora, haciendo un muslin, siguiendo los pasos de Tasia. He cortado las 5 piezas del cuerpo en lienzo, las he marcado de momento tanto con tijera (los puntos de unión) como con marcador. Todo esto me llevó ayer las 2 horas que tenía disponible para coser, pero o lo hago bien o o no lo hago.
Esto es la parte delante-centro y la vista del cuello. En teoría las marcas de unión deberían coincidir.
Aparte de los pequeños problemas estrictamente relacionados con la costura, aquí entran en juego los miedos. El miedo a acometer un proyecto que sobrepasa mis habilidades y conocimientos, miedo a desperdiciar una tela preciosa, miedo a que quede mal, y miedo a no terminarlo a tiempo. Éste último está solucionado, si no es un vestido de Nochebuena será de Nochevieja y si no ya veremos. El autoimponerse metas repercute negativamente en el proceso, así que prefiero eliminar la variante de la ecuación. Los otros miedos permanecen, pero aquí entra el refranero en acción "a lo hecho pecho", "quien la sigue la consigue", "la paciencia es la madre de la ciencia".
Tengo siglos de sabiduría popular a mi favor, ahora a coser.
Te felicito (y te envidio) por liarte con este vestido. Me parece que las mangas tipo japonés tienen su miga si tienes que hacer alguna modificación, pero seguro que merece la pena. Yo antes de meter la tijera también tiemblo pero siempre pienso que al fin y al cabo es sólo tela y en la tienda hay mucha más.
ResponderEliminarLo del Qué del Manuel es buenísimo.