La felicidad es ... una Husqvarna Prisma 950

He estado peleando con mi vieja máquina de coser durante demasiado tiempo. Después de mucha frustración, lloros y pataletas al fín hice lo que debría haber hecho desde el principio: comprar una máquina de coser (de segunda mano) nueva. Por suerte hay una tienda especializada en máquinas de coser en mi calle y allí me encaminé para llorarle a la dependienta y que se apiadara mí y me hiciera buen precio (no ha funcionado). Hablamos de la mala calidad de las máquinas de hoy en día, hechas con plástico que se rompen con mirarlas y le pedí que me mostrara las de segunda mano hechas en Europa. Una Singer más antigua que no estaba mal y una Husqvarna más moderna que llevaba mi nombre. En media hora salí con ella en la mano (¡pesa casi 10 kilos!) y con la fé en la costura renovada. Esta robusta preciosidad sueca hace de todo, lleva mil tipos de prensatelas y accesorios, la felicidad es una nueva máquina de coser. Este paréntesis me ha retrasado en el plan previsto, pero al bolso le quedan un par de horas: terminar un lateral, terminar el filo de arriba con una banda al bies (esta es otra mala idea que no me va a salir bien, pero bueno), el pespunte exterior, el cierre de velcro y pensar qué tipo de asa le pongo. Quizás más de un par de horas. Sigo atascada con la chaqueta. El forro ya está montado por completo pero sigue quedando demasiado grandón. He recortado los patrones, para adaptarlos a una talla más pequeña (talla 6 americana, el tallaje no concuerda por ningún lado) y cuando tenga tiempo lo cortaré en la tela naranja. Si pudiera terminarlo antes del día 30 de Abril, día de la Reina en Holanda, sería perfecto. En este día todo el mundo viste de naranja (color oficial de Holanda y de la casa real de Oranje) y yo con mi chaqueta y bolso nuevo ¡ideal!