jueves, 23 de abril de 2009
Martin Bril
Esta mañana la radio me ha levantado con una noticia que desearía no haber oído: Martin Bril ha muerto.
Reconocido escritor y columnista holandés aunque virtualmente desconocido en el resto del mundo. Su pluma me ha saludado diariamente desde el periódico Volkskrant, me ha ayudado no sólo a mejorar mi holandés sino a conocer mejor a su gente. Al cronista de lo cotidiano, como le llaman hoy en las noticias, no había detalle que se le escapara. Las cadenas de tiendas como Blokker (Casa) o Hema (Simago), los mercados, las terrazas de los cafés en primavera, la fijación con los zapatos italianos, los veranos en Francia, el paseo matutino con el perro, el ocasional viaje en tren a Groningen y sobre todo las mujeres.
Tres tenía en casa, la sra. Bril, la sensatez personificada. Sus dos hijas adolescentes, a las que ha dedicado innumerables columnas: la preocupación del padre que se queda en casa un sábado por la noche hasta que la hija vuelve a casa en la bici, la otra que toca horas y horas el piano, algo que su padre nunca tuvo la paciencia para hacer. El amor de este padre hacia sus hijas quedó recogido en el libro recopilatorio Puberdochters (Hijas adolescentes).
Martin Bril fue el impulsor de lo que se conoce en Holanda como “rokjesdag” que significa literalmente “día de la falda”. Este término se usa para designar el primer día de la primavera tan caluroso que sin previo acuerdo y motu proprio las mujeres holandesas se lanzan a la calle en (mini)falda y sin medias. La llegada del buen tiempo y del calor, las chicas se desprenden de los tonos oscuros, de los abrigos y los leotardos para convertirse en girasoles en busca de sol. El eterno misterio femenino, observar sin llegar a comprender del todo a la mujer son temas reincidentes en el universo Bril.
Como no podía ser de otra manera, el personaje mas famoso de Bril es una mujer: Evelien. Nacida para ser protagonista de un folletín actualizado, esta Evelien lo tiene todo: un marido rico, dos hijas, un amante, una casa de ensueño en el centro de Amsterdam y tiempo y dinero a su disposición. Rápidamente convertida en un icono popular y en serie de televisión, marcó tendencia hace unos años. Exponente máximo de esa despreocupada Holanda, emprendedora en los negocios y sin problemas en la vida, que va silbando en bicicleta mientras piensa donde va a ir de vacaciones el próximo verano. Unos de los fenómenos relacionados con Evelien no fue solo sacar a la luz esa costumbre tan de alta burguesía (y tan francesa) de tener un amante estable al margen del matrimonio sino poner de moda la bicicleta con cajón para llevar a los niños (bakfiets). Estas bicicletas son lo máximo, en ciertos círculos es un indicador de estatus social casi tan importante como el coche y todo gracias al sr. Bril.
Con todo, tengo que decir que mi columna favorita de todos los tiempos fue la dedicada a los horribles zuecos Crocs y que tengo colgada en un corcho para no perderla de vista.
En fin.
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